En el presente tema proponemos
esta idea a considerarse: la persona humana no sólo posee conocer, sino que es
conocer. El conocer personal es otro de los radicales personales.
Para poder entender más acerca
del lenguaje manifestativo y personal debemos entrar un poco a lo que son las
condiciones lingüísticas según los filósofos, ya que estamos viendo el
desarrollo de una persona y el estudio de esta humanidad desde un punto de
vista filosófico.
Aristóteles afirma que la primera
condición para que haya lenguaje (hablando de lenguaje oral) es que haya sonido,
una cualidad de las cosas naturales. La segunda es el medio, pues sin él el
sonido no se puede trasmitir. La tercera es el oído. Sin nadie que oiga el
sonido, de nada sirve hablar. En cuarto lugar se necesita que el mismo sujeto
que oye sea capaz de emitir sonidos: la voz.
Al entender esto podemos ver que
la voz humana no se reduce nada más a ser un ruido porque la utilizamos para
comunicar Aristóteles defiende lo
convencional debido a que puede crecer ilimitadamente, La palabra es
convencional y sustituye el significado de la voz por otro que expresa otras
cosas que la voz no puede.
El lenguaje natural es limitado,
pues posee un signo para cada realidad, pero el convencional puede crecer
ilimitadamente.
Es superior el convencional,
porque mientras la voz se refiere a una sola realidad, la palabra, siendo una,
se refiere a muchas realidades. La palabra es convencional y sustituye el
significado de la voz por otro que expresa otras cosas que la voz no puede.
La voz sólo puede expresar sentimientos.
El lenguaje habla en universal, y
precisamente por eso no dice todo lo que de la realidad se puede decir. Por eso
no acaba nunca de decir lo que las cosas son, esto es, no agota el significado
de lo real. A eso se le suele denominar elipsis. El lenguaje es elíptico por
necesidad, porque está al servicio del pensamiento, y el pensamiento funciona
mucho mejor en régimen de universalidad que de particularidad.
El hombre inteligente, señalaba
Platón, es el que entiende más cosas con menos ideas. Es el tema de la
síntesis, tan usado por Aristóteles. Recuérdese que las frases de sus libros
son tele-gramáticas. Si el lenguaje está al servicio del pensamiento dicha
síntesis le afecta nuclearmente. Es mucho mejor la universalidad que la
particularidad. Es mucho mejor, más significativo, y más sencillo de aprender,
un lenguaje convencional que un lenguaje pegado a la imaginación, es decir, que
un lenguaje representativo, jeroglífico, plagado de imágenes.
En el hombre es importante
entender que nuestro lenguaje es manifestó también gracias al pensamiento. El
que no sabe pensar no puede fraguar ni comunicarse con ningún lenguaje
convencional. Por lo mismo al hablar de lenguaje, voz y palabra también debemos
entender la diferencia entre el lenguaje y el pensamiento.
Como fundamento del lenguaje
convencional debemos observar que sólo puede hablar el que sabe hablar. No se
trata de dominar un idioma o de manejar un lenguaje computacional, sino de ser
capaz de formar o entender un lenguaje convencional porque se es inteligente. En
síntesis debemos saber antes de poder hablar.
El lenguaje convencional se
divide en dos tipos el oral y el escrito.
Con esto debemos sostener que el hablado es más expresivo que el escrito
porque cuenta con más modulaciones de la voz, que son sumamente difíciles de
expresar con signos escritos.
El lenguaje oral por lo mismo
debemos considerar como superior al escrito, y con la tecnología hemos visto
que esto es apoyado con la idea de que como seres humanos nos es mejor el
recibir un mensaje hablado y poder oírlo, con grabaciones, estos manifiestan
mucho mejor el modo de ser del interlocutor, asi mismo aquéllos que la acompañan
de imágenes en las que se aprecian los gestos que se realizan con el rostro,
las manos, etc., son aun mejores y superiores porque todos esos signos están en
función de la inteligencia humana. El lenguaje audiovisual es superior a los otros
dos.
El lenguaje personal es el modo
de abrirse de la persona humana hacia la intimidad y hacia la transcendencia.
Al conocer el lenguaje personal
nos podemos darnos cuenta que no es convencional porque ninguna persona es
igual a otra y, por tanto, el sentido de su hablar, de su renitencia, es único,
irrepetible.
Así mismo podemos comprender que
el lenguaje natural es en esencia la expresión de la naturaleza humana. Los convencionales
son manifestación de la persona, porque sólo la persona es capaz de
perfeccionar su naturaleza, y el lenguaje convencional es muestra de la
naturaleza perfeccionada, es decir, de la esencia humana. Pero ninguno de los
dos es el lenguaje personal. El lenguaje convencional forma parte de la esencia
humana, el personal, del acto de ser o de la persona misma. El lenguaje en el
orden personal también es remitente, aunque no sensible.
Sostener que hay jerarquía entre
los órdenes lingüísticos conlleva mantener que los inferiores están
subordinados a los superiores y, a la par, que son manifestación de ellos. En
el fondo, los diversos lenguajes son derivados del lenguaje personal. Su lenguaje
depende del primer lenguaje.
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