La vida es
lo que hace que el cuerpo sea cuerpo, antes de vivificarlo solo es materia
inerte. El alma y el cuerpo no funcionan cada uno por su parte, sino que
depende una de la otra ya que están armonizados.
Un ser vivo corpóreo
está dotado de soportes biológicos que son los órganos, estos son para las
facultades y no a la inversa, porque nuestros sentidos necesitan de un
intermedio para poder realizar su trabajo, por ejemplo, los ojos son los
órganos de la facultad visual y la nariz de la facultad del olfato.
Hay soportes orgánicos
que ordenan, configura e informan el cuerpo, un soporte diferente para una
parte del cuerpo diferente; se puede denominar un cuerpo de mayor o menor
complejidad dependiendo la cantidad de facultades que posean. La persona y el
alma terminan cuando lo corpóreo llega a su fin.
Cuando el estudio se centra en el cuerpo humano se nota que estamos
ante el cuerpo vivo más complejo de la realidad, del que, aunque la biología y
la ciencia médica han progresado mucho, todavía estamos al inicio de su
investigación. Nos admiramos ante la pluralidad de células diversificadas entre
sí, de cómo esas pueden desarrollarse a partir de una única célula;
Carácter
diferencial del cuerpo humano
El cuerpo de los animales es sumamente determinado constitucionalmente y especializado en orden a una función; el del hombre, por el
contrario, es abierto y desespecializado.
Siempre se nace prematuramente.
Con pocos minutos, horas, o máximo, pocos días, el resto de animales son
viables tras el nacimiento. Tienen de entrada incrustados en su instintividad
todos los movimientos y funciones de un adulto de su especie. El hombre no.
Tiene que aprenderlo todo, andar, comer, beber, etc.
Los
humanos tienen que adaptarse al habitad en el que están, ya que ninguna
de sus partes está especializado a uno en específico, por ejemplo los pies no
están especializados para algún tipo de entorno, pero el hombre también tiene
la capacidad de adaptar a su entorno según sus necesidades.
La finura de la piel en las manos indica más
sensibilidad, más posibilidad de captar matices de la realidad sensible. Las
manos no están determinadas a una sola función sino que pueden realizarlas
todas. Están hechas para tener, usar, manejar cosas naturales, y para fabricar
artificiales.
Son perfectamente compatibles también con el lenguaje, pues
acompañan con sus gestos la expresión de lo que uno lleva dentro, y, por
consiguiente, con el pensar y con el querer. Nuestras manos son muy expresivas.
Sus gestos son muy significativos, y admiten un sin fin de modalidades. Los
brazos están abiertos también a varios usos como escribir,
escalar, nadar, ser apoyo.
La cara es
más expresiva que las manos, la cara puede gesticular y manifestar estado de
ánimo. Nuestro cráneo ocupa una posición vertical sobre la
columna vertebral, para mirar de frente y hacia arriba. La posición del cráneo
de los cuadrúpedos es horizontal respecto de su cuerpo, en disposición hacia el
suelo, donde encuentran el alimento y su hábitat.
El
sentido de la sexualidad humana
El sexo humano es
la manifestación corpórea de que existen dos tipos dentro de lo humano: varón y mujer.
La sexualidad humana es la
distinta tipología biológica de encarnar lo natural humano. Evidentemente esas
diferencias naturales denotan distinciones psicológicas.
La persona es amor, esto permite donar aceptación amorosa e intima entre
las personas, en el acto sexual se debe entregar la persona (intimidad) no solo
la corporeidad, porque si solo hay interés corpóreo no existe el amor.
La diferencia de los animales y las personas en el acto sexual es que
los animales tienen épocas de celo para reproducirse y lo hacen por instinto,
en cambio los humanos lo hacen para procrearse y demostrar el amor. Aun cuando
el fin biológico de la sexualidad es la continuidad de generaciones en el ser
humano el acto sexual involucra intimidad y amor y no está regido por la
temporalidad.
¿Liberación
sexual? El sentido del pudor
Por liberación sexual se suele entender hoy dejar rienda suelta al
apetito sexual. Estamos ante una presunta “liberación”, que paradójicamente ni
responde ni respeta la libertad
personal.
El pudor es honestidad, modestia, recato. En relación a la sexualidad el pudor es la
protección de la intimidad física y de la persona. El pudor no solo tiene que
ver con la falta de vestimenta que puede haber vestimenta que instiga más a la imaginación
que la desnudez misma.
El pudor protege la intimidad personal, pero quien no comprenda su intimidad sólo podrá manifestar su exterioridad, y si la manifiesta
indiscriminadamente, mostrará no sólo su inmadurez, sino su desesperanza, pues tal actitud
expresa que uno no espera alcanzar la intimidad de la persona que se es y se
está llamado a ser. Además, tampoco podrá ayudar a los demás a descubrir su
propia intimidad.
Hay dos modos de enfocar el pudor, primero mirarse uno realmente como es ante Dios,
a la par que guarda el pudor ante los hombres, y segundo
prescindir de Dios y entonces uno pierde el pudor. En el primer caso se gana en
inocencia. En el segundo se cae
en la desvergüenza.
Las
privaciones corporales: la enfermedad y el dolor
La enfermedad
es la pérdida parcial del bien corpóreo más alto: la salud. La muerte
es la pérdida total de ella. Salud es orden
orgánico, armonía, no sólo fisiológica, sino también funcional.
La medicina
es una técnica instrumental cuyo fin es el intento de aplazar la muerte, no de
vencerla definitivamente.
Existen dos vertientes para el dolor, el moral y el físico. El dolor y
el mal son de índole personal ya que no solo afectan la naturaleza del hombre
sino su persona también.
El mal corpóreo es aquel que impide manifestar la
unidad de la naturaleza humana. El mal moral es el déficit en la esencia humana
que impide manifestar el ser que uno es en sus potencias espirituales:
inteligencia y voluntad. El mal radical
es la carcoma en el corazón humano, es decir, la negación o rechazo del ser
personal que se es.
¿Por qué el dolor no es opuesto a placer?
En este no es uno enteramente el
que disfruta, ya que cabe placer corporal con disgusto en la voluntad y
amargura y tristeza en la intimidad personal; y viceversa, cabe gozo en el alma
estando dolorido y deshecho el cuerpo.
En definitiva el único que puede
dotar de radical sentido al dolor es el cristianismo,
porque posee el legado de Cristo, que es Dios, al respecto. En efecto, al
asumir Jesús el dolor lo fundamenta desde Dios, evita el intento de auto
fundamentación humana y abre la esperanza.
El dolor es un indicio de que la
vida presente, por no ser la mejor, y por darnos cuenta que está llamada a
serlo, no es la definitiva.